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¿A qué perfil de crianza perteneces?

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Los desafíos y exigencias de la época actual, junto a las posibilidades que brinda el internet, han abierto el conocimiento a una serie de tendencias y aprendizajes sobre crianza y formación; temas que antes se adoptaban por herencia o secuencia generacional: de abuelos a padres y de ellos a sus hijos.

Para conocer cómo las madres y padres de hoy han asumido una u otra orientación, edificadas sobre bases teóricas y emocionales, su revista ABC del Bebé consultó a un especialista en el tema, el doctor Dario Botero, pediatra y puericultor de la Universidad Nacional, quien ha identificado ciertos perfiles que nos ayudarán a definir a los padres contemporáneos que, desde su momento social, cultural y económico, deciden formar a sus niños bajo nuevas ideas y acciones.

Mamá en las redes

Son mujeres por lo general muy jóvenes, suelen estar entre los 20 y 35 años; toman para sí, los tips y ?consejos? que los famosos dan en sus propias redes, pues los siguen, quieren imitar sus experiencias y atender a sus hijos y familias de la forma que lo hacen quienes admiran en la web.

Ejercen un rol en la crianza más abierto a las nuevas tendencias y manejan mayor información que sus predecesoras (independiente de si dicho conocimiento es bueno o no), esto las hace sentir más autosuficientes. Les gustan las y los youtubers por su practicidad y forma de transmitir.

Ante cualquier contratiempo o duda buscan la solución rápidamente en la web y les genera mayor seguridad compartir su día a día en grupos, redes o blogs. Además, les encantan las aplicaciones para mejorar su actividad y posturas en la crianza, y usan las nuevas tecnologías para comprar el mercado, pagar los servicios, cuadrar sus diferentes citas, etc., en otras palabras, se hacen más fácil la vida y ahorran tiempo utilizando estas herramientas.

Los contras: estas madres son impacientes ante los procesos, cuando alguna situación se sale de los parámetros de referencia, pierden el control con gran facilidad. Por otro lado, en la red existe mucha información errónea y poco profunda, y lo que es peor, algunos de estos padres pierden conexión con personas importantes en la crianza y, especialmente, en temas como el de la salud de los niños, pues dan por sentado que lo que está en internet es válido y verdadero, y se alejan de la realidad y el contacto con quienes necesitan los niños, por ejemplo, el pediatra o los educadores.

Mamá primeriza

Su edad puede variar, desde muy jóvenes hasta mujeres de más de 30 años, que dejaron la maternidad para después de su realización profesional o hasta el momento que sintieron el deseo de formar una familia. 

Ellas se dividen en dos grupos, pues las muy jóvenes son temerosas, inexpertas y, a veces, tranquilas y descomplicadas. El otro grupo, las de mayor edad, son más pragmáticas,escogen el pediatra recomendado por sus amigas y familiares; atiende consejos de sus madres y relacionados, y se preocupan mucho por el cuidado de sus pequeños.

Los contras: por su inexperiencia pueden caer en muchos errores, pero de eso se trata la crianza y el hecho mismo de la maternidad; es una profesión que se aprende entre dos, y será una gran dosis de sentido común y varias onzas de amor, lo que darán la receta perfecta para aprender desde la experiencia.

Mamá de nuevo

También se pueden dividir en dos subgrupos: las madres que tienen su segundo o tercer hijo, a unos 3 a 5 años del primero, y el otro grupo: mujeres que tuvieron sus hijos con pocos años de diferencia entre sí, y después de una década o más tiempo, vuelven a embarazarse.

Cuando se vuelve a ser madre después de varios años todo, desde la gestación, es diferente. Además, ellas suelen estar en momentos diversos de la vida, con expectativas diferentes sobre la vida familiar y personal.

Su trabajo o estudios, si los están adelantando, pueden exigirles demasiado de su atención y tiempo. Vale decir que, habitualmente, esta segunda oportunidad de la maternidad les permite anticiparse frente a algunas situaciones y errores de la crianza, pero  definitivamente, aparecerán nuevos retos, que se viven de una forma más libre y madura, tal vez, la mayoría de los problemas estarán enmarcados por el cambio de rutinas ya establecidas.

Los contras: la llegada de un nuevo integrante a la familia generará un maravilloso caos, que no solo la retarán a ella, sino a todos en el hogar, alterando la dinámica normal de las actividades familiares pero, sin lugar a dudas, será la madre, quien se recargue de las obligaciones de los niños y el hogar, como líder natural de la crianza.

Volver a retomar un nuevo ritmo con mayores tareas y responsabilidades podría trastocar la armonía en la que podría estarse desarrollando el día a día, pero será el compromiso de todos: papá y hermanos, el que influirá en el éxito para que las tareas sean reubicadas y compartidas, hasta que vuelva el ritmo normal del hogar.

Mamá perfeccionista 

Por naturaleza, este tipo de madres tiene experiencia y no son tan jóvenes. Son cuidadosas en la atención de sus hijos, puede que tengan más de dos o, incluso uno solo, pero su hijo o hijos, son lo primero.

Para ellas, la familia representa su vida, su todo. Sus hijos son una prolongación de sí mismas y se sienten evaluadas a través de su comportamiento y las actividades. Necesitan que todo sea perfecto, buscando la aprobación de su pareja y de quienes las rodean. Suelen ser mujeres tranquilas, afables y exitosas.

Ellas son especialmente exigentes con sus hijos, pues en la mayoría de las veces esperan mucho de ellos, incluso más allá de lo que pueden dar. Si esto no sucede como esperan, dichas situaciones pueden causarles un gran malestar y frustración que trasciende a la armonía de lo familiar.

Los contras: con el tiempo, curiosamente, los hijos de este tipo de madres, van interiorizando el mismo patrón; algunos llegan a ser tan perfeccionistas como ellas y más. Existen estudios que demuestran que los adolescentes hijos de estas mujeres perfeccionistas, tienen mayor riesgo de presentar cuadros de depresión.

Mamá multitareas

Trabajan, estudian, manejan la casa, asumen un papel protagónico en la crianza incluso, ayudando a otras personas en sus funciones. Se informan muy bien, se ocupan de los hijos de la mejor forma, y dejan tiempo para ellas. Pueden que practiquen un deporte, un hobbie, o cuiden de su espiritualidad. 

Hacen todo esto y más. Son grandes ejecutoras de actividades, habitualmente son las primeras en despertarse y las últimas en acostarse, precisamente por esa actitud, tiende a la jerarquización de su rol en casa y la ?no democratización?, lo cual es característico de su actuar.

Los contras: una falla que se puede detectar en este tipo de madres es que se sobrecargan voluntariamente de actividades. Se presenta un aumento desmedido de las tareas de crianza y del hogar. Por otra parte, algunas de ellas dejan relegada a la pareja, y se entregan tanto al rol de madres y amas de casa y de la vida, que se apartan de su papel de esposas y compañeras y el amor puede debilitarse.

En ese afán de controlarlo todo a su alrededor, es posible que se escapen funciones que podrían haberse redistribuido y, al final, ese ?mundo perfecto? se puede ver desdibujado y, por el contrario, fuera de todo control.

Papás

Pueden ser jóvenes o no tanto, pero eso sí, aman la tecnología y buscan en ella solución a todo. Son padres que quieren estar más presentes en la crianza de sus hijos, por lo que adquieren algunos roles muy igualitarios frente al trabajo de las madres.

La tecnología es fundamental en su vida diaria; el exceso de información y dar por sentado que lo que encuentran en las redes, es letra escrita en piedra y rigen su actuar.

Los contras: ellos no calculan que en materia de orientación de los niños no se puede generalizar, sino que cada caso es particular. Hoy por hoy, debido a la globalización, una repuesta a una pregunta de un padre en un blog, la puede dar otro padre que vive en una parte extrema del mundo, con características sociales y culturales muy diferentes y, aunque la diversidad es importante, el problema radica en que tantos puntos de vista, pueden generar ansiedad y preocupación.

Sin embargo, al final del día, estos padres cifran sus decisiones teniendo en cuenta a los adultos significativos (padres, tíos, etc.) claro está, sumado a lo que toman de las redes y páginas especializadas. Ellos están escribiendo su historia de una forma diferente.

Papá complaciente

Puede ser de cualquier edad. Es responsable en los gastos y participa de las decisiones trascendentales en la crianza de los pequeños. Eso sí, en casa cumple el papel de: lo que el niño quiera. Apoya el juego y consiente la pataleta.

En la dinámica de la crianza, estos padres suelen ser excesivamente permisivos y sobreprotectores. En ocasiones, sus hijos son demandantes como pequeños tiranos, que hacen su voluntad y toman el control en su entorno. Los hijos producto de este tipo de formación, tienden a irrespetar los roles y romper los códigos de comportamiento de la familia

Los contras: los padres complacientes recargan su papel de la crianza en las madres. En estos casos es importante que ellos entiendan que los hijos se educan en pareja, con firmeza, disciplina, amor y coherencia; la mejor forma en la que los chicos aprenden a enfrentar al mundo, con las herramientas que reciben desde casa.

Papá full time

Su edad puede ser cualquiera, en realidad los define es su actitud. No ayuda como se consideraba antes al padre que atendía, de vez en cuando, a su bebé si lloraba en las noches… No, es aquel padre que hace todo esto y más. Arregla la casa, cuida los niños, es detallista con su esposa, y todo lo hace por convicción y deseo de vivir con ella, la función de ser padres.

El doctor Francisco Leal Quevedo, pediatra, filósofo y puericultor, manifiesta acerca de este tema: Que el padre en la generación anterior era un ser algo ausente. En la niñez no se solía tener acceso al cuerpo físico del padre, su presencia era audiovisual pero no táctil. Daba órdenes y, con cierta frecuencia, castigaba y acariciaba poco?-.Hoy, por el contrario, se observa una explosión de hombres nuevos que se ocupan de la niñez y la adolescencia, como en ninguna otra época de la historia, y esto es sumamente positivo para la formación de las nuevas generaciones.

Los contras: es difícil identificar un aspecto negativo en este tipo de padres, pero podríamos decir que mantener esa presencia y compromiso frente a una crianza mancomunada con la madre, requiere de definir muy bien los roles para que no caigan en un conflicto de criterios, y los niños se confundan al tratar de distinguir plenamente los papeles de autoridad, respeto,pertenencia y amor, que deben estar muy bien definidos.

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